Se dice: «Uno es libre de hacer lo que quiera.» Es cierto, pero no todo conviene. Sí, uno es libre de hacer lo que quiera, pero no todo edifica la comunidad.
martes, 20 de abril de 2010
CRISTIANISMO Y POLITICA
El Estado no constituye la totalidad de la existencia humana ni abarca toda la esperanza humana. El hombre y su esperanza van más allá de la realidad del Estado y más allá de la esfera de la acción política. Y esto es válido no sólo para un Estado al que se puede calificar de Babilonia, sino para cualquier tipo de Estado [incluso “cristiano”]. El Estado no es la totalidad. Esto le quita un peso al hombre político y le abre el camino de una política racional. El Estado romano era falso y anticristiano precisamente porque quería ser el totum de las posibilidades y de las esperanzas humanas. Pretendía así lo que no podía realizar, con lo que defraudaba y empobrecía al hombre. Su mentira totalitaria le hacía demoníaco y tiránico. La supresión del totalitarismo estatal ha desmitificado al Estado, liberando la hombre político y a la política.
Pero cuando la fe cristiana, la fe en una esperanza superior del hombre, decae, vuelve a surgir el mito del Estado divino, porque el hombre no puede renunciar a la plenitud de la esperanza. Aunque estas promesas se vayan obteniendo mediante el progreso y reivindiquen exclusivamente para sí el concepto de progreso, son, sin embargo, históricamente consideradas, un retroceso a un estadio anterior a la buena nueva cristiana, una vuelta hacia atrás en el camino de la historia. Y aunque vayan propalando como objetivo propio la liberación total del hombre, la eliminación de cualquier dominio sobre el hombre, entran realmente en contradicción con la verdad del hombre y con su libertad, porque reducen el hombre a lo que él puede hacer por sí solo. Semejante política, que convierte al Reino de Dios en un producto de la política y somete la fe a la primacía universal de la política, es, por su propia naturaleza, una política de la esclavitud; es política mitológica.
La fe opone a esta política la mirada y la medida de la razón cristiana, que reconoce lo que el hombre es realmente capaz de crear como orden de libertad y, de este modo, encontrar un criterio de discreción, consciente de que su expectativa superior está en manos de Dios. El rechazo de la esperanza que radica en la fe es, al mismo tiempo, un rechazo del sentido de la medida en la razón política. La renuncia a las esperanzas míticas es propia de una sociedad no tiránica, y no es resignación, sino lealtad, que mantiene al hombre en la esperanza. La esperanza mítica del paraíso inmanente y autárquico sólo puede conducir al hombre a la frustración; frustración ante el fracaso de sus promesas y ante el gran vacío que le acecha; una frustración angustiosa, hija de su propia fuerza y crueldad.
El primer servicio que presta la fe a la política es, pues liberar al hombre de la irracionalidad de los mitos políticos, que constituyen el verdadero peligro de nuestro tiempo. Ser sobrios y realizar lo que es posible en vez de exigir con ardor lo imposible ha sido siempre cosa difícil; la voz de la razón nunca suena tan fuerte como el grito irracional. El grito que reclama grandes hazañas tiene la vibración del moralismo; limitarse a lo posible parece, en cambio, una renuncia a la pasión moral, tiene el aspecto del pragmatismo de los mezquinos. Sin embargo, la moral política consiste en resistir la seducción de la grandilocuencia con la que se juega con la humanidad, el hombre y sus posibilidades. No es moral el moralismo de la aventura que pretende realizar por sí mismo lo que es Dios. En cambio, sí es moral la lealtad que acepta las dimensiones del hombre y lleva a cabo, dentro de esta medida, las obras del hombre. No es en la ausencia de toda conciliación, sino en la misma conciliación donde está la moral de la actividad política.
A pesar de que los cristianos era perseguidos por el Estado romano, su posición ante el Estado no era radicalmente negativa. Reconocieron al Estado en cuanto Estado, tratando de construirlo como Estado según sus posibilidades, sin intentar destruirlo. Precisamente porque sabían que estaban en “Babilonia”, les servían las orientaciones que el profeta Jeremías había dado a los judíos deportados a Babilonia. La carta del profeta transcrita en el cap. 29 del libro de Jeremías no es ciertamente una instrucción para la resistencia política, para la destrucción del Estado esclavista, ni se presta a tal interpretación. Por el contrario, es una exhortación a conservar y a reforzar lo bueno. Se trata, pues, de una instrucción para la supervivencia y, al mismo tiempo, para la preparación de un porvenir nuevo y mejor. En este sentido, esta moral del exilio contiene también elementos de un ethos político positivo. Jeremías no incita a los judíos a la resistencia ni a la insurrección, sino que les dice: “Edificad casas y habitadlas. Plantad huertos y comed de sus frutos... Procurar la paz de la ciudad adonde os trasladé; y rogad por ella al Señor, porque en la paz de ella tendréis vosotros paz” (Jr. 29, 5-7).
Muy semejante es la exhortación que se lee en la carta de Pablo a Timoteo, fechada tradicionalmente en tiempos de Nerón: “(Rogad) por todos los hombres, por los emperadores y por todos los que están en el poder, a fin de que tengamos una vida quieta y tranquila en toda piedad y honestidad”. (1 Tm 2,2). En la misma línea se desarrolla la carta de Pedro con la siguiente exhortación: “Vuestro comportamiento entre los paganos sea irreprensible, a fin de que, por lo mismo que os censuran como malhechores, reflexionando sobre las obras buenas que observan en vosotros, glorifiquen a Dios en el día del juicio”. (1 P 2,12). “Honrad a todos, amad a vuestros hermanos, temed a Dios, honrad al rey” (1 P 2,17). “Ninguno de vosotros tenga que sufrir como homicida, o ladrón, o malhechor, o delator. Pero si uno sufre como cristiano, que no se avergüence; que glorifique más bien a Dios por este nombre”. (1 P 4,15 a)
¿Qué quiere decir todo esto? Los cristianos no eran ciertamente gente sometida angustiosamente a la autoridad, gente que no supiese de la existencia del derecho a resistir y del deber de hacerlo en conciencia. Precisamente esta última verdad indica que reconocieron los límites del Estado y que no se doblegaron en lo que no les era lícito doblegarse, porque iba contra la voluntad de Dios. Por eso precisamente resulta tanto más importante el que no intentaran destruir, sino que contribuyeran a regir este Estado. La antimoral era combatida con la moral, y el mal con la decidida adhesión al bien, y no de otra manera. La moral, el cumplimiento del bien, es verdadera oposición, y sólo el bien puede preparar el impulso hacia lo mejor. No existen dos tipos de moral política: una moral de la oposición y una moral del poder. Sólo existe una moral: la moral como tal, la moral de los mandamientos de Dios, que no se pueden dejar en la cuneta ni siquiera temporalmente, a fin de acelerar un cambio de situación. Sólo se puede construir construyendo, no destruyendo. Esta es la ética política de la Biblia, desde Jeremías hasta Pedro y Pablo.
El cristianismo es siempre un sustentador del Estado en el sentido de que él realiza lo positivo, el bien, que sostiene en comunión los Estados. No teme que de este modo vaya a contribuir al poder de los malvados, sino que está convencido de que siempre y únicamente el reforzamiento del bien puede abatir al mal y reducir el poder del mal y de los malvados. Quien incluya en sus programas la muerte de inocentes o la destrucción de la propiedad ajena no podrá nunca justificarse con la fe. Explícitamente es lo contrario a la sentencia de Pedro: “Pero jamás alguno de vosotros padezca por homicida o ladrón” (1 P 4,15); son palabras que valen también ahora contra este tipo de resistencia. La verdadera resistencia cristiana que pide Pedro sólo tiene lugar cuando el Estado exige la negación de Dios y de sus mandamientos, cuando exige el mal, en cuyo caso el bien es siempre un mandamiento.
De todo esto se sigue una última consecuencia. La fe cristiana ha destruido el mito del Estado divinizado, el mito del Estado paraíso y de la sociedad sin dominación ni poder. En su lugar ha implantado el realismo de la razón. Ello no significa, sin embargo, que la fe haya traído un realismo carente de valores: el de la estadística y la pura física social. El verdadero realismo del hombre se encuentra el humanismo, y en el humanismo se encuentra Dios. En la verdadera razón humana se halla la moral, que se alimenta de los mandamientos de Dios. Esta moral no es un asunto privado; tiene valor y resonancia pública. No puede existir una buena política sin el bien que se concreta en el ser y el actuar. Lo que la Iglesia perseguida prescribió a los cristianos como núcleo central de su ethos político debe constituir también la esencia de una actividad política cristiana: sólo donde el bien se realiza y se reconoce como bien puede prosperar igualmente una buena convivencia entre los hombres. El gozne sobre el que gira una acción política responsable debe ser el hacer valer en la vida pública el plano moral, el plano de los mandamientos de Dios.
Si hacemos así, entonces también podremos, tras el paso de los tiempos de angustia, comprender, como dirigidas a nosotros personalmente, estas palabras del Evangelio: “No se turbe vuestro corazón” (Jn. 14,1). “Porque por el poder de Dios estáis custodiados mediante la fe para vuestra salvación...”.
jueves, 1 de abril de 2010
EL HIJO
Un hombre rico y su hijo tenían gran pasión por el arte. Tenían de todo en su colección; desde Rafael hasta Picasso. Muy a menudo, se sentaban juntos a admirar las grandes obras de arte, desgraciadamente, el hijo fue a la guerra. Fue muy valiente y murió en la batalla mientras rescataba a otro soldado. El padre recibió la noticia y sufrió profundamente la muerte de su único hijo.
Un mes mas tarde, justo antes de la Navidad, alguien tocó a la puerta. Un joven con un gran paquete en sus manos dijo al padre:
Señor, usted no me conoce, pero yo soy el soldado por quien su hijo dio la vida.
Él salvó muchas vidas ese día, me estaba llevando a un lugar seguro cuando una bala le atravesó el pecho, muriendo así instantáneamente.
Él hablaba muy a menudo de usted y de su amor por el arte.
El muchacho extendió los brazos para entregar el paquete: "Yo sé que esto no es mucho.
Yo no soy un gran artista, pero creo que a su hijo le hubiera gustado que usted recibiera esto."
El padre abrió el paquete. Era un retrato de su hijo, pintado por el joven soldado.
Él contempló con profunda admiración la manera en que el soldado había capturado la personalidad de su hijo en la pintura.
El padre estaba tan atraído por la expresión de los ojos de su hijo que los suyos propios se arrasaron de lágrimas.
Le agradeció al joven soldado y ofreció pagarle por el cuadro. "Oh no, Señor, yo nunca podría pagarle lo que su hijo hizo por mi. Es un regalo."
El padre colgó el retrato arriba de la repisa de su chimenea. Cada vez que los visitantes e invitados llegaban a su casa, les mostraba el retrato de su hijo antes de mostrar su famosa galería.
El hombre murió unos meses mas tarde y se anunció una subasta con todas las pinturas que poseía.
Mucha gente importante e influyente acudió con grandes expectativas de hacerse con un famoso cuadro de la colección. Sobre la plataforma estaba el retrato del hijo. El subastador golpeó su mazo para dar inicio a la subasta.
"Empezaremos los remates con este retrato del hijo, quien ofrece por este retrato?"
Hubo un gran silencio. Entonces una voz del fondo de la habitación grito:
"Queremos ver las pinturas famosas, Olvídese de esa".
Sin embargo el subastador persistió:
"¿Alguien ofrece algo por esta pintura? ¿$100.00? ¿$200.00?"
Otra voz grito con enojo: "No venimos por esa pintura, Venimos por los Van Goghs, los Rembrandts. Vamos a las ofertas de verdad"
Pero aun asi el subastador continuaba su labor: "El Hijo, El Hijo, ¿Quien se lleva El hijo?"
Finalmente una voz se oyó desde atrás, el viejo jardinero del padre y del hijo. Siendo un hombre muy pobre, era lo único que podía ofrecer.
"Tenemos $10? Quien da $20?", grito el subastador."
La multitud se estaba enojando mucho. No querían la pintura de "El Hijo".
Querían las que representaban una valiosa inversión para sus propias colecciones.
El subastador golpeo por fin el mazo: "Va una, van dos, VENDIDA por $10"
"Empecemos con la colección!", gritó uno.
El subastador soltó su mazo y dijo: "Lo siento mucho, damas y caballeros, pero la subasta llego a su final"
"Pero, y las pinturas?", dijeron los interesados...
"Lo siento" Contesto el subastador "Cuando me llamaron para conducir esta Subasta, se me dijo de un secreto estipulado en el testamento del dueño."
Yo no tenia permitido revelar esta estipulación hasta este preciso momento. Solamente la pintura de "EL HIJO" seria subastada.
Aquel que la aceptara heredaría absolutamente todas las posesiones de este hombre, incluyendo las famosas pinturas.
El hombre que acepto quedarse con "EL HIJO" se queda con TODO".
REFLEXION: Dios nos ha entregado a su Hijo, quien murió en una cruz hace 2,000 años. Así como el subastador, su mensaje hoy es:
"EL HIJO, EL HIJO,? QUIEN SE LLEVA EL HIJO?" Quien ama al Hijo lo tiene todo.
Mateo 6:33 "Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas, se os darán por añadidura."
Es un mensaje lindo para compartir.
Solo repite esta frase y mira como se mueve DIOS!!!
"Señor, te amo y te necesito, estás en mi corazón, bendíceme a mi, a mi familia, mi casa, mi hogar, mi empleo, mis finanzas, mis sueños y proyectos y a mis amigos, en nombre de Jesús Amen."
MENSAJE DE DIOS
PORQUE TE CONFUNDES Y TE AGITAS ANTE LAS SITUACIONES DE LA VIDA?
DEJAME AL CUIDADO DE TUS COSAS Y TODO TE IRA MEJOR, CUANDO TE ABANDONES A MI, TODO SE RESOLVERA CON TRANQUILIDAD SEGÚN MIS DESIGNIOS.
NO TE DESESPERES, NO ME DIRIJAS UN ORACIÓN AGITADA, COMO SI QUISIERAS EXIGIRME EL CUMPLIMIENTO DE TUS DESEOS.
CIERRA LOS OJOS DEL ALMA Y DIME CON CALMA; SEÑOR YO CONFIO EN TI.
EVITA LAS PREOCUPACIONES ANGUSTIOSAS Y LOS PENSAMIENTOS SOBRE LO QUE PUEDE SUCEDER DESPUÉS, NO ESTROPEES MI PLANES QUERIÉNDOME IMPONER TU IDEAS. DEJAME SER DIOS Y ACTUAR CON LIBERTAD.
ABANDONATE CONFIADAMENTE EN MI, REPOSA EN MI Y DEJA EN MIS MANOS TU FUTURO. DIME FRECUENTEMENTE, “SEÑOR YO CONFIO EN TI”.
LO QUE MAS DAÑO TE HACE ES TU RAZONAMIENTO, TUS PROPIAS IDEAS Y QUERER RESOLVER LAS COSAS A TU MANERA.
CUANDO ME DICES, “SEÑOR YO CONFIO EN TI”, NO SEAS COMO EL PACIENTE QUE PIDE AL MEDICO QUE L CURE, PERO LE SUGIERE EL MODO DE HACERLO. DEJATE LLEVAR EN MIS BRAZOS DIVINOS, NO TENGAS MIEDO. YO TE AMO.
SI CREES QUE LAS COSAS EMPEORAN O SE COMPLICAN A PESAR DE TU ORACIÓN SIGUE CONFIANDO. CIERRA LOS OJOS DEL ALMA Y CONFIA. CONTINUA DICIÉNDOME A TODA HORA “SEÑOR, YO CONFIO EN TI”.
NECESITO LAS MANOS LIBRES PARA PDER OBRAR. NO ME ATES A TUS PREOCUPACIONES INÚTILES. LAS FUERZAS DEL MAL QUIEREN SOLO ESO; AGITARTE, ANGUSTIARTE, QUITARTE LA PAZ. CONFIA SOLO EN MI. YO HAGO LOS MILAGROS EN LA PROPORCIÓN DEL ABANDONO Y LA CONFIANZA QUE TIENES EN MI. ASI QUE NO TE PREOCUPES DEJA EN MI TODAS TUS ANGUSTIAS Y DUERMES TRANQUILO.
DIME SIEMPRE “SEÑOR, YO CONFIO EN TI” Y VERAS GRANDES MILAGROS.
TE LO PROMETO POR MI AMOR.
BUENOS DÍAS
YO SOY DIOS. EL DIA DE HOY ME ENCARGARE DE TODOS TUS PROBLEMAS. POR FAVOR RECUERDA QUE NO NECESITO DE TU AYUDA.
SI DE CASUALIDAD TE ENCUENTRAS EN UNA SITUACIÓN QUE NO PUEDES MANEJAR NO INTESTES RESOLVERLA. PONLA AMABLEMENTE EN LA CAJA CPHDJ (COSAS PARA HACER DE JESÚS). ESTO SE ARREGLARA EN MI TIEMPO, NO EN EL TUYO.
UNA VEZ QUE EL ASUNTO ES COLOCADO EN LA CAJA NO TE AFERRES A EL NI TRATES DE SACARLO SOLO DEMORARIA A LA SOLUCION DEL PROBLEMA. SI ES UNA SITUACIÓN QUE TU PIENSAS QUE ERES CAPAZ DE MANEJAR, POR FAVOR CONSULTAME EN UNA ORACIÓN PARA ASEGURARTE QUE ES LA SOLUCION CORRECTA.
DEBIDO A QUE NO DUERMO NI DOMIRTO NO ES NECESARIO QUE PIERDAS TU SUEÑO, YO ME ENCARGARE DE VELARLO.
DESCANSA HIJO. SI NECESITAS CONTACTARME ESTOY SOLO A UNA ORACIÓN DE DISTANCIA.
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