Toda persona en alguna etapa de su vida, pasa por momentos difíciles. Existen
problemas graves y otros menos delicados, pero que no dejan de
ser un obstáculo que se interponen en esta
carrera llamada vida. A veces las adversidades se presentan como
gigantes, que parecen imposibles de
vencer, sin embargo es justo en los momentos más difíciles donde Dios quiere manifestar su poder a favor de
aquellos que se lo piden.
Existe un principio espiritual. “ Siempre que una
persona esté atravesando un momento difícil, está expuesta a una intervención de parte de Dios si se lo
pide ”. Los problemas que parecen imposibles de resolver, son el mejor
escenario para ver un milagro de parte del Señor. Para Dios no hay nada
imposible, y nada se le sale de las manos.
Hay un pasaje que nos ayuda a comprender mejor este aspecto: Marcos 4 : 35 –41.
Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a
la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras
barcas. Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la
barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le
despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no
tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo
al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les
dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no
tenéis fe?
Al leer este
hermoso relato acerca de la fe, podemos notar tres asuntos que sería bueno
analizarlos en nuestra reflexión bíblica:
1-) La barca: representa su vida, su hogar, su ministerio. Lo primero que Ud. debe
asegurarse, es que Jesús esté en su barca. Realmente no importa cuan grande sea
la tempestad, si Jesús está en su barca.
En el Evangelio de Lucas 5, vemos a Jesús usando la barca de Pedro para predicar.
Luego Jesús usó la barca para darles una
pesca abundante. Esto me enseña que Jesús tiene un propósito con su barca.
No importa cuan grande sea la tempestad, Ud. no se anegará por que Jesús tiene
planes con su vida. Por eso Jesús le
dijo a sus discípulos :
v-35. Pasemos al otro lado. Diariamente cuando Ud. se levanta y va a la Palabra de Dios, allí hay
una palabra de Jesús para su vida. Esa
palabra marca el propósito de Dios para su vida. Ud. podrá caminar por
encima de la tempestad, por la palabra de Jesús, así como lo hizo Pedro. El hombre fue creado
para gobernar sobre las circunstancias.
Posiblemente hoy Ud. se siente ahogado por las circunstancias, sin embargo Jesús le dice: Pasemos al otro lado. Esa barca no se
podía hundir, por que ya Jesús había declarado que irían al otro lado. Nunca piense que la
tempestad es más grande que la Palabra
de Dios. Por encima de la Palabra de Dios no hay nada.
2. Nuestra actitud es idéntica a la de los discípulos
v-36 . Los discípulos tomaron a Jesús como estaba.
Sabe que hay personas que no le han rendido su vida a Jesús, por que
dicen. Es que no me siento digno, es
que no le quiero fallar. Otros dicen
todavía soy muy joven. Mi pregunta es que van a hacer en medio de la tempestad sin Jesús.
Hoy es el día para que tome a Jesús como está, hoy es el día de
salvación. Mañana puede ser tarde.
V –37. Pero se
levanto una gran tempestad de viento. Cuando una persona invita a Jesús a
su barca, vienen olas que quieren ahogar
la fe. Vienen fuertes vientos de críticas y de burlas que quieren inundar la
decisión de la persona por Cristo.
No sé cual es la tempestad
de viento que está azotando su
barca. No se cual es la ola que
quiere inundar su vida. Posiblemente es una ola de deudas, o de enfermedades.
Posiblemente una tormenta atropelló
su hogar, y hoy se está hundiendo. No importa cual sea su tormenta, de una cosa estoy seguro, si Jesús está en su barca, pasará al otro lado.
v- 38. Jesús estaba
durmiendo en la barca. Existe una pregunta. Por qué los discípulos
dejaron dormir a Jesús. Sabe que hay muchos creyentes que tienen a Jesús
dormido en su vida. Sus vidas son monótonas
y naturales. No hay lo sobrenatural,
y viven anegados por las
circunstancias.
Los discípulos eran expertos pescadores, y el mar de Galilea era el sitio donde por
años ellos trabajaron. Así que se sintieron seguros, y confiados, para llevar
la embarcación al otro lado. Pensaron que Jesús no tenía nada que hacer. Ellos eran los expertos. Saben por que
Jesús se duerme en una vida. Por la
auto-suficiencia.
Que piensa una persona cuando siente que su barca se
está hundiendo:
¿ Jesús no tiene cuidado que perecemos?. Sé que muchos se preguntan hoy: Jesús que pasa que no respondes, no ves
que me estoy hundiendo. La pregunta es quien está manejando su barca. En
este caso, los expertos dejaron dormir a Jesús, y por eso se vieron en
problemas.
No espere a que su barca se esté hundiendo para acudir
a Jesús.
3-) v- 39. Y levantándose, reprendió
al viento y dijo al mar. Aquí quiero enseñarles algo. Detrás de toda
tempestad hay una origen espiritual demoníaco. Es Satanás quien desea que Ud. naufrague. Jesús reprendió a los vientos, y no se puede reprender a algo que no tiene
vida. Jesús reprendió la fiebre de
la suegra de Pedro, por que al igual que estos vientos,
eran personalidades espirituales.
Cuando Jesús expulsó a los demonios del Gadareno, estos
se precipitaron al mar. El mar es un elemento natural que recibe ordenes de
seres espirituales, por eso Jesús reprendió al viento,
y habló al mar.
Hoy es el día para que Ud. reprenda los vientos que le
están causando esa tempestad, que amenaza con hundir su vida. Reprenda al
viento de la enfermedad, de la ruina, dele desempleo, de la división familiar.
v-40. Las dos preguntas de Jesús para Uds. hoy
son : Por que está amedrentado? Lucas
8 : 25 : Donde esta su fe?. Si Jesús
está en su barca, porque está amedrentado. Si Jesús le ha dado promesas, por que esta
amedrentado.
Donde está su fe?. Saben la fe iba durmiendo en la barca. Los discípulos no vieron la
necesidad de ejercitarla y por eso la dejaron dormir. Donde está su fe?. Está
dormida. Las tempestades son grandes ejercitadores de la fe.
TEMPESTAD. El milagro de vencer las tempestades
(Marcos 4:35-41)
Al leer este hermoso relato acerca de la fe, podemos
notar tres asuntos que sería bueno analizarlos en nuestra reflexión bíblica:
1. En la noche se produce la tempestad.- El relato nos
dice que cuando era ya de noche y estaban por ir al otro lado del lago, Jesús y
sus discípulos, se levantó en ese momento una gran tempestad que amenazaba
poner en peligro la vida de todos los ocupantes de la barca. Justo cuando iban
a cumplir con la misión de proclamar las buenas nuevas del Reino. Algo similar
suele sucedernos cuando vamos a emprender alguna tarea. En ese momento, surgen
tempestades que pareciera nos van a hundir o hacer fracasar lo que hemos
querido realizar. Jesús y sus discípulos no fueron la excepción de esta
amenaza. ¿Cuántas veces hemos sentido que en la oscuridad de la noche se nos
levanta una gran tempestad y luego no sabemos por qué sucede eso?. Nos
desesperamos y de inmediato cunde el temor, el pánico, la desesperación. Es en
esas circunstancias que nos preguntamos: ¿De dónde vendrá mi socorro?.
Cuando pasemos por una situación similar debemos saber
de qué manera una tempestad nos puede azotar en lo personal:
Tristezas
Dudas
Falta de seguridad
Tentaciones
Angustias
Problemas económicos
Situaciones difíciles que escapan de nuestro control
Malas decisiones
Pero también hay en nuestra sociedad actual muchas
formas de tempestades que azotan nuestras vidas:
Odio infraterno
Violencia generalizada
Injusticias
Inmoralidad
Corrupción
Tráfico con el dolor ajeno
Violación de los derechos Humanos
Atentado contra la vida
Ante este peligro que nos genera miedo y que amenaza
con hundirnos, sólo nos queda pedir a nuestro Dios que nos aumente la fe y
esperar que Él realice el milagro de rescatarnos.
2. Nuestra actitud es idéntica a la de los
discípulos.- En cada tempestad de la vida solemos clamar a nuestro Señor, de la
misma manera que los discípulos: “Señor, sálvanos que perecemos” y es en ese
mismo momento que Él confronta nuestra fe: “¿Por qué teméis, hombres de poca
fe?” Muchas veces nos pasa lo mismo que a los discípulos, no ponemos nuestra
confianza en el Señor y nos desesperamos, somos impotentes, morimos en nuestras
propias tempestades. No somos capaces de vencer el temor y nos hundimos. No
sabemos poner nuestra confianza en el Señor Jesucristo. Vamos desesperados de
lugar en lugar, buscando una salida y no la hallamos. Pareciera que todo está
perdido. No esperamos que el gran milagro de Dios se produzca. Olvidamos que el
Señor Jesucristo nos ha dado la fe necesaria y la capacidad de realizar grandes
cosas en su nombre.
3. Poner nuestra confianza en el Señor.- Cuando viene
una tempestad a nuestra vida, debemos poner nuestra fe en el Señor Jesús y
dejarla en sus manos para que se calme. En Él encontramos la calma necesaria y
consuelo. Pablo mismo pasó por esta prueba, en medio de una tempestad, él puso
su confianza en el Señor y no sucumbió en medio de ella (Hech. 27:39-44; 2 Co.
11: 25b). Cuando sople el viento gélido de la tristeza, podemos encontrar la
calma necesaria y consuelo en la presencia de Jesucristo; cuando sople el
ardiente viento de la pasión, tenemos paz y seguridad en la presencia del
Maestro; cuando la tormenta de la duda amenace con destruir los más profundos
cimientos de nuestra fe, hay seguridad y firmeza en la presencia de nuestro
Señor; cuando el odio y el rencor inunden nuestro corazón, encontramos la calma
y la paz necesaria en la presencia de nuestro Salvador. Confiemos siempre en el
Señor y pidamos que nos aumente la fe, que nos ayude a calmar todas las
tempestades que azotan nuestra vida, a la iglesia y a nuestro país.
Que su paz nos sobreabunde y que podamos visualizar el
horizonte que sólo Él nos tiene preparado para cada situación y que no caiga
nuestra fe. Amén.