martes, 11 de marzo de 2014

Hay esperanza 


Sucede a veces, que cuando nos toca pasar por situaciones bien difíciles en nuestras vidas, algunos de nuestros seres más queridos optan por darnos la espalda y justo cuando mas los necesitábamos. ¿Que hacer ante esto? A veces no es fácil seguir teniendo esperanza, lo cual podría hacernos caer en una triste actitud de resignación. 


Conozco una historia acerca de un campesino, que tenía algunos caballos que lo ayudaban en los trabajos de su pequeña hacienda. Un día, su capataz le trajo la noticia que uno de los caballos había caído en un profundo pozo abandonado. Instantáneamente comprendió con algo de tristeza, que sería extremadamente difícil y costoso sacar al caballo de allí. 

El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente, y evaluó la situación, asegurándose que el animal no se había lastimado mucho. Pero, por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del pozo, creyó que no valía la pena invertir en la operación de rescate. Tomó entonces la difícil decisión de decirle al capataz que sacrificase el animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí mismo. 

Y así se hizo. Comenzaron a lanzar tierra dentro del pozo, tratando de cubrir al caballo. Pero, para sorpresa de todos, a medida que la tierra caía en el animal, éste se la sacudía, lo cual permitía que el caballo fuera subiendo. Los hombres se dieron cuenta que el caballo no se dejaba enterrar, sino que por el contrario, estaba subiendo hasta que finalmente consiguió salir. 

Que ninguna palabra ociosa destruya tu vida, tus sueños, anhelos y sobre todo tu fe en Dios. El enemigo está atento a cualquier caída para echarte toda la tierra posible, “El propósito del ladrón es robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante.” Juan 10:10.

Mira tan solo arriba y verás que hay una luz que te mostrará el camino y lo que ahora parece hundirte, terminará haciéndote más fuerte. 

“Que todo mi ser espere en silencio delante de Dios, porque en Él está mi esperanza.” Salmos 62:5 

Si estás "allá abajo", sintiéndote poco valorado a punto de resignarte y otros lanzan tierra sobre ti, recuerda el caballo de esta historia. La tierra que se suponía que iba a enterrarte, terminará siendo tu escalera para salir del pozo. 

Quítate la tierra de encima y sube. Dios está contigo. 

Telma Céspedes

lunes, 3 de marzo de 2014

¿Por qué no tengo lo que quiero? 



“Aun cuando se lo piden, tampoco lo reciben porque lo piden con malas intenciones: desean solamente lo que les dará placer.” Santiago 4:3 

EL egoísmo es una conducta que está impulsada por motivaciones auto interesadas, es un amor excesivo que una persona siente por sí misma, lo que le hace estar concentrada solo en su propia necesidad, encerrada en su círculo. Muchas veces son personas que critican y no ayudan a nadie y si lo hacen es porque esperan recibir algo a cambio. 

El egoísmo, es un concepto opuesto al altruismo (desinterés, generosidad) y también a lo que en la Biblia se define como amor: no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 1a de Corintios 13:5. La persona generosa sacrifica su propio bienestar por el beneficio de otros; es decir, busca el bien ajeno antes que el propio. 

Jesús es un ejemplo de generosidad, hizo milagros en los cuerpos de los enfermos, sanó a los ciegos, a los sordos, a los mudos, a los paralíticos, a los poseídos, a los leprosos y aún resucitó a los muertos y jamás pidió algo para sí mismo, nunca busco su propia conveniencia, en realidad dio todo de sí para los demás, por eso tenía el respaldo de Dios. 

El nivel básico de oración es el del "niño espiritual", pide todo para sí y muchas veces puede llevarnos al error de creer, que Dios tiene que complacernos en todos nuestros caprichos. 
Un cristiano algo mas maduro, comienza a ver la necesidad de los demás y si bien pide por sus necesidades personales, toma una actitud activa en cuanto a pedir a Dios por otros. 
Recordemos las palabras del Señor Jesús: “Hay más bendición en dar que en recibir”». Hechos 20:35 

Probablemente estas orando por “algo” que quieres que suceda en tu vida, pídele a Dios que examine tu corazón y sea él quien te dirija y ponga deseos, propósitos generosos conforme a su voluntad, y si se mantiene el deseo que tienes sigue orando pero con la confianza de saber que Dios está obrando en silencio a tu favor. 

Salmos 139:23 “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos.” 

Piensa en una persona que está pasando por una difícil situación, ora a Dios para que bendiga a esta persona, luego piensa en las personas de tu ciudad y también intercede por ellos, para que puedan llegar a conocer a Jesús 

Sé de bendición a otros con tus oraciones. 

“Confiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos.” Santiago 5:16 

Soraida Fuentes