No sé si una apreciación tan absoluta es posible. Pero si me parece que Jeremías 17:5-8 establecen el escenario
1. En la vida debes definir en quién confiarás. La gente siempre falla, Dios nunca lo hace. Por eso, si quieres fracasar toma la decisión de no confiar en Dios. Especialmente en el caso de quienes ya hemos caminado con Dios, si nuestro corazón “se aparta de él” lo único que podemos esperar es un fracaso.
2. El pasaje continua diciendo que quien se aparta de Dios es “como la retama en el desierto”. La vida de quien no confía en Dios es presa del calor, la sequedad, la falta de arraigo (llevada de aquí para allá).
3. Quien se aparta de Dios “no ve cuando viene el bien”. Hmmm… describe al pesimista que siempre ve el vaso “medio vacío”. El bien está allí… pero es incapaz de verlo.
4. Quien se aparta de Dios morará en sequedales y tierra desierta. ¿No es esta una de las quejas más comunes hoy en día? El aislamiento, la soledad, la falta de relaciones significativas… es el producto de un corazón apartado de Dios.
El contraste lo ponen los versículos siguientes:
1. El que pone a Dios como su apoyo tiene una bendición. La idea es poner a Dios como el fundamento y la base de todo lo que hacemos.
2. En este caso, es como un árbol que fructifica y reverdece constantemente. Habla de la estabilidad, la productividad –de todo tipo- de una vida “de éxito” genuina.
3. En el caso de quien confía en Jehová “no verá cuando viene el calor”. ¡Increíble! Quienes vivimos en el trópico sabemos que el calor es sofocante, desesperante, desgastante. aQué calor!”. Pero el que confía en Dios está exento de sufrir la sofocación y la deseperación del calor de la vida. Es que sencillamente “ha echado su carga sobre el Señor”
4. El versículo termina reafirmando mi punto anterior: en año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
Esta madrugada
termino preguntándote muy simplemente ¿Eres retama o eres árbol plantado? ¿Pasas por alto el bien que Dios te da o pasas por alto el calor de las pruebas? ¿Vives aislado y sin relaciones significativas o fructificas y prosperas en las relaciones que emprendes? Hmmmm…. ¿quién sabe? La respuesta bien puede estar en quién has puesto tu fundamento: Dios o una persona.
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