La Palabra tiene
que fluir, tiene que ser predicada y tiene que ser extendida para que esté en todo lugar. Dios lo está habilitando y capacitando con
unción: para que en su trabajo sea el que progresa, el bendecido,
el que ama a la gente, el que prospera en todo, el que ilumina
en la oscuridad.
Para que las leyes espirituales lo
vayan colocando en un lugar de autoridad y bendición. En un lugar donde usted se de cuenta que
atrae a la gente para que camine también en la Palabra de Dios. Ese es el
propósito de Dios, que acá estemos todos juntos en armonía, bendición y
familia.
Dios lo habilita para que donde se
mueva sea un representante de la familia de Dios en la tierra que está revelando la gloria de Dios. Un influenciador del Reino.
Cuando Dios liberó a los hijos de Israel de la esclavitud de Egipto,
lo hizo a través de señales, milagros y maravillas.
Según la escritura ellos hablaban y actuaban de acuerdo
a lo que tenían en el corazón y actuaron de manera equivocada. Actuaron de una manera incorrecta con idolatría,
egoísmo que era lo que habían aprendido en Egipto. Si usted se pone a analizar la vida de Moisés
verá que fue educado por su madre con las cosas de Dios y creció con esa
formación espiritual.
El resto de las
personas, el pueblo, dejaron que la influencia del sistema que gobernaba manejara
y manipularan la vida de ellos.
Nosotros
estamos en este mundo donde información de esta tierra viene todo el tiempo con
conocimiento de las cosas naturales y
materiales. Pero lo que estamos construyendo y
edificando desde adentro tiene que ver con el reino de Dios, con el
plan de Dios en esta tierra y tiene que ver con las
leyes espirituales, por esto reinaremos
en vida. Debemos creer la
Palabra y aplicarla hasta modificar
en nuestra vida cosas que arrastramos de
la vieja vida. Hábitos malos, pensamientos negativos de temor,
tiene que removerlos.
Si no los saca, se mantendrán dentro de su sistema de creencia y seguirá
viviendo como si estuviera en el mundo y fuera del mundo. Pero ya no pertenece al mundo,
usted es un hijo de Dios amado, un ciudadano
del cielo, un embajador del
Reino, un representante de la
familia de Dios en la tierra, está ungido y su mente es la mente de Cristo, sus pensamientos son los pensamientos de Dios. Usted está influenciado por el Reino de Dios y está sobre la tierra para
influenciar a otros con todo lo del Reino.
Oración: Padre, hoy comprendí que estoy para influenciar a
otros con lo que fui influenciado. Por eso comenzaré a cuidarme de las malas
influencias y procuraré caminar fielmente en el Reino de Dios. Sé que lo
alcanzaré. En el nombre de Jesús, amén.
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