martes, 14 de septiembre de 2010

¿A usted le resulta fácil ser juez de los demás?




(Estudio en Mateo 7:1-6)
1.- Versículo para Memorizar

"No juzguen a otros, para que Dios no los juzgue a ustedes. Pues Dios los juzgará a ustedes de la misma manera que ustedes juzguen a otros; y con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les dará a ustedes." (Mateo 7:1, 2).

2.- Enseñanza Bíblica:
Los cristianos debemos evaluarnos. ¿Acaso nos convertimos en jueces? ¡Qué lugar ocupa la crítica en nuestra existencia y de qué manera afecta nuestras relaciones interpersonales? Si revisáramos este tema en nuestras vidas y aplicáramos cambios, sin duda mejoraría nuestra relación con Dios, con nosotros y con los demás.

2.1.- Llamados a la misericordia, no a juzgar (versículos 1, 2).
Una conocida historia refiere a un militar nazi en la dura época en la que los alemanes persiguieron a los judíos. Aquél hombre era inflexible. Como ayudador de los organismos militares, señalaba a los demás como autores de crímenes y acciones ilegales tan solo para procurar justificación en sus muertes. Sin embargo, la historia cambio cuando aquél oficial—pasados algunos años y tras el derrocamiento ario—terminó siendo juzgado por crímenes y él mismo se vio ante la realidad de una muerte inminente. Reconoció que le había resultado muy fácil ser juez, aún sabiendo que estaba obrando injustamente (Cf. Lucas 6:37, 38).
Los cristianos no estamos llamados a juzgar sino a expresar misericordia. Dios, nuestro supremo Creador, pudo condenarnos por siempre y aplicar a nuestra existencia todo el peso de su ira; sin embargo, por amor a nosotros, trajo perdón en la obra redentora del Señor Jesucristo. Él enseñó a sus discípulos y también a nosotros hoy: "No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido"(versículos 1, 2). Aunque nuestro Padre celestial podía juzgarnos, por amor no lo hizo (Cf. Hebreos 4: 12). Solamente Él tiene la prerrogativa de ser juez, sin embargo en su infinita misericordia no lo hace porque conoce qué hay dentro del corazón del ser humano (1 Samuel 16:7).
Ahora bien, lo que no perdemos es el privilegio de escoger entre lo bueno y lo malo. En tal caso, si se requiere que hagamos un sano juzgamiento para no inclinarnos hacia la maldad (Apocalipsis 3:18).
Resulta interesante que haya quienes se quejan de lo duros que son los demás con ellos, pero en su comportamiento no expresan el más mínimo asomo de misericordia. Por el contrario, sin insensibles (Cf. Marcos 4:24; Lucas 6:38; Mateo 18:23-35). Si usted condena el hecho de que le ofendan, debe estar dispuesto y además, presto a perdonar al ofensor. No olvide que podemos ser misericordiosos para con el ofensor sin por ello dejar de reconocer el mal como tal, expresado en actitudes.

2.2.- ¿Acaso no cometemos errores?
¿No ha pensado que curiosamente nos resulta más fácil encontrar errores en los demás que reconocer los nuestros? Si nos proponemos descubrir las fallas de los demás, los hallaremos por montones, pero y nosotros; ¿acaso no fallamos? La respuesta es sencilla: cuando se trata de los demás, podemos juzgar, pero no nos gusta que nos juzguen. Ironías pero a la vez injusticias de nuestra concepción de la vida.
En las Escrituras leemos que el Señor Jesucristo enseñó: "¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? !!Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano." (versículos 3-5. Cf. Lucas 6:41)
La palabra paja proviene del griego kárfos que se refiere a una pizca o astillita de madera, muy pequeña y que pese a ser diminuta, puede resultar muy incómoda en el globo ocular. En el contexto de lo que dijo el amado Maestro, paja no es otra cosa que una falta menor, que juzgamos duramente y desestimamos los enormes errores que cometemos, que es el contraste que se hace con viga del griego dokós, que traduce tronco o tablón de madera utilizado para la construcción de una casa.
Ofrecernos a ayudar a otro con una "crítica constructiva" para ayudarle a cambiar, no es otra cosa que una manifestación de hipocresía. Actuar así es testimoniar nuestra intolerancia. En otras escenas del Evangelio, hallamos este tipo de comportamientos (Juan 8:3-11; Lucas 7:36-39; Gálatas 6:1).

2.3.- Ocúpese en lo esencial (versículo 6).
Para avanzar hacia el final de esta Lección, resulta edificante leer lo que enseñó el Maestro cuando dijo: "No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen." (Versículo 6).
Nuestra prioridad no es enredarnos en los esquemas que traza el mundo, de señalar a los demás, de no perdonar, de autojustificarse y de moverse alrededor de la antigua ley del Talión: "Ojo por ojo, diente por diente". En cuanto al término perlas tiene fundamento en el griego margarit"s que en nuestro medio traduce margaritas para referirse a piedrecitas muy pequeñas que, por su tamaño, podían confundirse con los granos utilizados en la alimentación de los cerdos.

3.- Preguntas para reflexionar:
a.- ¿Qué enseña el Señor Jesucristo acerca de juzgar a los demás?
b.- ¿Cuál ha sido la disposición de Dios hacia usted y yo pese a que por nuestros pecados merecemos ser juzgados con la máxima inflexibilidad posible?
c.- ¿Estamos llamados los cristianos a juzgar? Si no es así, ¿por qué?
d.- ¿El determinar si algo es bueno o malo no es a la vez juzgar?¿No es correcto que lo hagamos?
e.- ¿De qué manera nos confronta la actitud dura y señaladora que asumimos con los demás, frente a la misericordia que esperamos cuando cometemos un error?
f.- ¿Qué nos enseñan los siguientes pasajes Marcos 4:24; Lucas 6:38 y Mateo 18:23-35 acerca de la misericordia?
g.- ¿Qué diferencia encontramos entre paja y viga y qué quería expresar el Señor Jesús al referirse a estos dos objetos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario